miércoles, 2 de noviembre de 2011

La radionovela

Desde la invención de la imprenta hasta comienzos del siglo XX, y    con el aumento de la alfabetización, el papel y la tinta fueron el soporte privilegiado por los creadores tanto cultos como populares.

La oralidad perdió parte de su relevancia, quedando restringida a los sectores rurales y a las capas bajas de la sociedad. Sin embargo, esta situación sufrió un vuelco con la invención de la radio. Con ella, la palabra conquistó nuevos espacios, validándose como soporte de la transmisión literaria
.

Surgió entonces la radionovela, relato dramatizado difundido por capítulos a través de las ondas de radio.

Heredera de la novela por entregas y sobre todo del folletín, la duración de la obra dependía muchas veces del interés de la audiencia, alargándose a veces por meses.
Algunas radionovelas americanas emblemáticas (El Derecho de Nacer, entre otras) fueron después llevadas a otros soportes, como la televisión e incluso el cine, o el cómic (El Siniestro Doctor Mortis).
En su época de auge, las compañías de radionovelas hacían giras por el país y presentaban una versión teatral de la radionovela en ciudades y pueblos. El público de provincia llenaba las salas en que se presentaban, abanderizándose con los personajes. Sufrían desilusiones, cuando el aspecto físico de los actores no se correspondía con las expectativas generadas por sus voces bellas y aterciopeladas, o con el papel que encarnaban en las transmisiones.
Emparentado con la radionovela está el radioteatro, por lo que estos términos suelen emplearse como sinónimos.


En los radioteatros solían transmitirse obras teatrales, a veces bastante buenas y de
autores conocidos, y también versiones de películas. Cada emisión radial daba una obra completa.

Habrá quien recuerde alguna de las radionovelas más populares, y entre ellas probablemente se encuentra Simplemente María,
un serial radiofónico emitido por la Cadena SER de España entre 1971 y 1974, que llegó a alcanzar los 501 episodios diarios de una hora.
Con guiones de Guillermo Sautier Casaseca basados en la obra de Celia Alcántara, dirigida por Teófilo Martínez y protagonizada por la joven actriz María Salerno, la radionovela continuaba y culminaba la tradición del serial en España, iniciada 20 años antes con obras como Lo que nunca muere o Ama Rosa. Puede, además, ser considerado, como el último gran exponente de un género radiofónico dirigido esencialmente al público femenino. La incorporación de la mujer al mercado laboral y el auge de la televisión provocaron el declive de un fenómeno que, durante décadas, paralizaba la sociedad española a la hora de emisión



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